1- ¿Por qué un fondo de emergencia?
Los imprevistos, por definición, no se conocen de antemano. Si no cuenta con un colchón de dinero adecuado al que pueda recurrir inmediatamente, cualquier emergencia podría hacer que todos sus planes financieros se vinieran abajo.
Hay muchas cosas en la vida que se escapan de nuestro control. Los electrodomésticos se estropean, los coches se averían, las personas pueden tener accidentes, divorciarse, enfermar o perder sus trabajos. Los gastos imprevistos que pueden surgir son infinitos y además aparecen en los momentos menos oportunos.
¿Podría afrontarlos?
Sin un fondo de dinero apartado para imprevistos, lo normal es tener que recurrir a opciones más costosas:
1. Pedir un préstamo o pagar con tarjeta de crédito. Endeudarnos más en tiempos difíciles es poco aconsejable, ya que los intereses aumentarían nuestros gastos fijos cuando menos nos lo podemos permitir. Es la mejor forma de caer en la trampa de un endeudamiento cada vez mayor. Además, en casos de necesidad, nos podemos ver forzados a aceptar condiciones poco favorables.
2. Deshacernos anticipadamente de inversiones a más largo plazo, como acciones o fondos de inversión. Además, puede ocurrir que en ese momento los mercados no sean favorables y haya que vender a un precio inferior o incluso con pérdidas. Y aunque no fuera así, estaríamos saboteando nuestros objetivos a largo plazo al deshacernos de estas inversiones.
Como no podemos evitar que lleguen momentos difíciles, crear un fondo de emergencia sirve para paliar la situación e impedir el descarrilamiento de nuestros planes.
2- ¿Cuánto hay que tener en el fondo de emergencia?. ¿Qué cantidad le proporcionará seguridad ante los imprevistos?
La cantidad necesaria depende de las circunstancias personales: con qué ingresos cuenta la familia, cuántas personas están a nuestro cargo y qué otras opciones tendríamos para encontrar dinero rápidamente en caso de necesidad.
Los expertos aconsejan acumular un fondo de emergencia equivalente a entre tres y seis meses de gastos normales, es decir, lo suficiente para pagar la hipoteca o el alquiler y la cuota de los demás préstamos, comida, luz, seguros, colegios, etc. durante ese periodo. Cada uno pregúntese qué cantidad ahorrada le daría seguridad y fíjela como objetivo.
Esto no significa que tiene que ahorrar toda la cantidad que se ha propuesto antes de poder realizar otras inversiones, ya que muchas familias tardarán años en acumular una reserva equivalente a esos meses de gastos. Para empezar, podría apartar una cantidad razonable (por ejemplo, $1.000) como fondo de emergencia. Todos los meses, destine por lo menos una parte del ahorro a este fondo hasta cubrir la cantidad objetivo. A partir de entonces podrá destinar todo el ahorro mensual a otras inversiones.
Revise periódicamente la cantidad que se necesita en el fondo de emergencia e increméntela si ha quedado desfasada.
3- ¿Dónde guardar el dinero del fondo de emergencia?
No conviene guardar el fondo de emergencia en la misma cuenta corriente que utiliza para los ingresos y pagos ordinarios. Para esto, busque las tres siguientes características:
1. Liquidez: Los imprevistos, por definición, no se prevén, así que el dinero del fondo de emergencia tiene que estar fácilmente disponible cuando se necesita. Conviene que no lo ingrese en la cuenta corriente o libreta utilizada para domiciliar recibos y pagar tarjetas de crédito, y que no lo toque excepto para verdaderas emergencias. No tenga este dinero, que podría necesitar a corto plazo, invertido en depósitos a plazo fijo demasiado largo o en fondos garantizados que cobren penalizaciones por sacarlo antes de su vencimiento.
2. Seguridad: El fondo de emergencia es su colchón de seguridad; por ello, deposítelo en productos sin riesgo donde le garanticen la preservación del capital, que su dinero siempre va a estar ahí. No conviene meter el fondo en acciones, fondos de inversión de renta variable o renta fija a largo plazo. Podría ser necesario reembolsar estas inversiones cuando su valor esté bajo.
3. Rentabilidad: En el caso del fondo de emergencia, la disponibilidad y seguridad son más importantes que la rentabilidad, pero tampoco interesa tener todo ese dinero inmovilizado en una cuenta o debajo del colchón, sin producir nada. El equivalente a un semestre de gastos puede ser una cantidad considerable y es de sentido común buscarle alguna rentabilidad, por pequeña que sea.
Algunas opciones:
Cuentas bancarias a la vista remuneradas que ofrecen total liquidez y pagan intereses. Normalmente se abonan los intereses cada mes. Hay que consultar si se exige un saldo mínimo y si existen comisiones y gastos que puedan "comerse" esa rentabilidad.
Fondos de dinero, o fondos de inversión monetarios: fondos de inversión que invierten en activos financieros de renta fija a corto plazo, como por ejemplo letras del tesoro y pagarés de empresas.
Los imprevistos, por definición, no se conocen de antemano. Si no cuenta con un colchón de dinero adecuado al que pueda recurrir inmediatamente, cualquier emergencia podría hacer que todos sus planes financieros se vinieran abajo.
Hay muchas cosas en la vida que se escapan de nuestro control. Los electrodomésticos se estropean, los coches se averían, las personas pueden tener accidentes, divorciarse, enfermar o perder sus trabajos. Los gastos imprevistos que pueden surgir son infinitos y además aparecen en los momentos menos oportunos.
¿Podría afrontarlos?
Sin un fondo de dinero apartado para imprevistos, lo normal es tener que recurrir a opciones más costosas:
1. Pedir un préstamo o pagar con tarjeta de crédito. Endeudarnos más en tiempos difíciles es poco aconsejable, ya que los intereses aumentarían nuestros gastos fijos cuando menos nos lo podemos permitir. Es la mejor forma de caer en la trampa de un endeudamiento cada vez mayor. Además, en casos de necesidad, nos podemos ver forzados a aceptar condiciones poco favorables.
2. Deshacernos anticipadamente de inversiones a más largo plazo, como acciones o fondos de inversión. Además, puede ocurrir que en ese momento los mercados no sean favorables y haya que vender a un precio inferior o incluso con pérdidas. Y aunque no fuera así, estaríamos saboteando nuestros objetivos a largo plazo al deshacernos de estas inversiones.
Como no podemos evitar que lleguen momentos difíciles, crear un fondo de emergencia sirve para paliar la situación e impedir el descarrilamiento de nuestros planes.
2- ¿Cuánto hay que tener en el fondo de emergencia?. ¿Qué cantidad le proporcionará seguridad ante los imprevistos?
La cantidad necesaria depende de las circunstancias personales: con qué ingresos cuenta la familia, cuántas personas están a nuestro cargo y qué otras opciones tendríamos para encontrar dinero rápidamente en caso de necesidad.
Los expertos aconsejan acumular un fondo de emergencia equivalente a entre tres y seis meses de gastos normales, es decir, lo suficiente para pagar la hipoteca o el alquiler y la cuota de los demás préstamos, comida, luz, seguros, colegios, etc. durante ese periodo. Cada uno pregúntese qué cantidad ahorrada le daría seguridad y fíjela como objetivo.
Esto no significa que tiene que ahorrar toda la cantidad que se ha propuesto antes de poder realizar otras inversiones, ya que muchas familias tardarán años en acumular una reserva equivalente a esos meses de gastos. Para empezar, podría apartar una cantidad razonable (por ejemplo, $1.000) como fondo de emergencia. Todos los meses, destine por lo menos una parte del ahorro a este fondo hasta cubrir la cantidad objetivo. A partir de entonces podrá destinar todo el ahorro mensual a otras inversiones.
Revise periódicamente la cantidad que se necesita en el fondo de emergencia e increméntela si ha quedado desfasada.
3- ¿Dónde guardar el dinero del fondo de emergencia?
No conviene guardar el fondo de emergencia en la misma cuenta corriente que utiliza para los ingresos y pagos ordinarios. Para esto, busque las tres siguientes características:
1. Liquidez: Los imprevistos, por definición, no se prevén, así que el dinero del fondo de emergencia tiene que estar fácilmente disponible cuando se necesita. Conviene que no lo ingrese en la cuenta corriente o libreta utilizada para domiciliar recibos y pagar tarjetas de crédito, y que no lo toque excepto para verdaderas emergencias. No tenga este dinero, que podría necesitar a corto plazo, invertido en depósitos a plazo fijo demasiado largo o en fondos garantizados que cobren penalizaciones por sacarlo antes de su vencimiento.
2. Seguridad: El fondo de emergencia es su colchón de seguridad; por ello, deposítelo en productos sin riesgo donde le garanticen la preservación del capital, que su dinero siempre va a estar ahí. No conviene meter el fondo en acciones, fondos de inversión de renta variable o renta fija a largo plazo. Podría ser necesario reembolsar estas inversiones cuando su valor esté bajo.
3. Rentabilidad: En el caso del fondo de emergencia, la disponibilidad y seguridad son más importantes que la rentabilidad, pero tampoco interesa tener todo ese dinero inmovilizado en una cuenta o debajo del colchón, sin producir nada. El equivalente a un semestre de gastos puede ser una cantidad considerable y es de sentido común buscarle alguna rentabilidad, por pequeña que sea.
Algunas opciones:
Cuentas bancarias a la vista remuneradas que ofrecen total liquidez y pagan intereses. Normalmente se abonan los intereses cada mes. Hay que consultar si se exige un saldo mínimo y si existen comisiones y gastos que puedan "comerse" esa rentabilidad.
Fondos de dinero, o fondos de inversión monetarios: fondos de inversión que invierten en activos financieros de renta fija a corto plazo, como por ejemplo letras del tesoro y pagarés de empresas.